miércoles, 23 de julio de 2008

HUATANAYCIDIO


Antonio Guzmán, Justo Mantilla, Uber Olivares, Ernesto Palma y Arturo Velarde (*)

Hace poco días un grupo de maestristas de Ecología y Recursos Naturales de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, personalmente pudieron comprobar la situación triste y lamentable del río Huatanay en su paso por la ciudad; el mismo que en otros tiempos fuera Dios Tutelar de los Incas y orgullo de una cultura inteligente que supo vivir con la naturaleza y venerar con justa razón a sus ríos y a la tierra que les dio el sustento de su existencia.

Los ríos por si solos hablan de sus pueblos; y en ese sentido hay ríos de todas las clases y calañas, y sin dudas reflejan la personalidad de su ciudad, siendo la muestra más palpable de la cultura de sus pobladores. Así, muchos ríos en su eterna fluidez y trajín, se van llevándose recuerdos e historia a su paso por las ciudades al tiempo y sin detenerse, siendo el único testigo en pie de sus acontecimientos. Por eso, no habrá mejor río, que aquel provisto de aguas vivas y transparentes, donde mirarse en su reflejo sea un placer; y beberlo, la fuente manantial de la vida.

El Cusco, gran ciudad, por su pasado histórico y sus entrañables misterios; luce ahora mismo un poder encantador, mágico, de embrujo para propios y extraños; pero por mucho tiempo no podrá hablar decentemente de sus ríos, como pueden hacerlo otras grandes ciudades como Paris del Sena, Londres del Támesis, o Roma de su río Tíber; que entre otros tantos, van con su ciudad; sacan pecho y se enorgullecen de ofrecerlo como riqueza turística o como elemento vital y decorativo; aunque, irónicamente todos ellos están curados y devueltos a la vida, con sus ciudades viejas, y que en otros tiempos también sucumbieron a la imprudencia de sus pobladores, que primeramente se fundaron en sus orillas, vivieron de ella, se desarrollaron desmedidamente con la soberbia de la tecnología y la sociedad de consumo, hasta que un día les dieron muerte.

Pero, sin soñar y sin perder esta ilusión; es triste y terrible a la vez, ver como nuestro Huatanay, el gran río de los Incas, se ha convertido en el corredor urbano mas indigno de la ciudad, basural y deposito de residuos modernos, hasta tapizar el lecho a lo largo de su recorrido. El Cusco, siente la orfandad de esta gracia geográfica de su tierra y sus encantos se ven disminuidos. Así; con los desechos y el tipo de residuos altamente contaminantes que yacen en su lecho; se ha generado una deuda natural y ecológica que por mucho tiempo no podrá amortizarse, a pesar de los esfuerzos que podrían hacerse primeramente en su limpieza.

Si analizamos al agente principal de esta situación; el poblador, el ciudadano cusqueño de ambas márgenes del río; sin ver su situación económica; podemos decir que la patética transculturización del que padece en cuanto a su consumo y preferencias, pesa fuertemente; también lo es el desconocimiento sobre los efectos nocivos de los materiales arrojados; pero esencialmente es su falta de respeto y vocación por la naturaleza, el agua, el aire; los niños, los animales; etc; que conviven en estas zonas; y por lo visto no tiene ningún compromiso en la relación que debe haber entre el hombre y el río.

De hecho la cultura y hábitos citadinos del poblador común; normalmente es el reflejo de la cultura de sus autoridades, que por lo visto, tampoco entienden el problema; y obsérvese, que no es solo asunto de dinero, es asunto de salud, decencia, belleza, sanidad, cultura, moral etc; resultando en la agonía del Huatanay, como una lapidación conspirada por la indiferencia y desinterés, que comienza en sus autoridades municipales y pasa a terminar en sus vecinos.

Según lo observado en estos días; este río estancado, quieto, y nauseabundo, retiene de todo y, difícilmente podría identificarse todo lo que contiene; pero esta cargado fuertemente de envases diversos, de plástico, aluminio, y materiales totalmente desconocidos; que son los residuos mas abundantes; entre otros muchos; orgánicos, inorgánicos, metales, llantas, grasas, combustibles de talleres y servicios de lavado de carros, residuos quemados, etc, etc, constituyendo algunos fuertes contaminantes absolutamente no biodegradables, que se encuentran en su largo recorrido que comienza en la misma ciudad.

En la actualidad, en la modernidad del siglo XXI; y cuando ya estamos a la mitad del año, viviendo las Fiestas Patrias con embanderamiento de la ciudad, y de haber dejado hace poco los festejos del mes jubilar del Cusco con alarde a los cuatro vientos y ante el mundo, merecidamente o no; no puede haber tranquilidad en la conciencia culta y racional de una persona, y mas aun si se trata de un cusqueño que verdaderamente quiere a su tierra y entiende la magnitud del problema; si en particular, el río principal de su ciudad y el medio ambiente están enfermos de contaminación, lo que no es coherente con otras grandezas del Cusco.

La transculturización de nuestra sociedad a pasos seguros y agigantados; fácilmente ha doblegado a nuestra pequeña ciudad cosmopolita, que ahora palpa los efectos de otras modas y hábitos; que, sin importar si somos pobres o ricos, grandes o chicos, y sin competidores; nos hemos convertido en los nefastos agentes contaminantes de nuestros ríos, como ahora mismo puede verse y comprobarse en el Huatanay, cuyo lecho ahora entre fuertes gaviones es causa de fortísimos hedores que se adentran cada vez mas a la ciudad, sobre todo al medio día de cada día; situación acentuada principalmente por la presente estación de secas.

Pero; donde esta el problema?, desde hace tiempo, se encuentra sobre el tapete la problemática del río Huatanay, y hace dos años las Municipalidades del Valle Sur del Cusco, conjuntamente diversas instituciones publicas y privadas firmaron compromisos para atender al enfermo y actuar clínicamente con la finalidad de devolverle su vitalidad; pero a la fecha después de vencido este plazo, puede verificarse que poco o nada se ha hecho al respecto, y que por el contrario, puede inferirse que; quizás iniciativas ciudadanas de grupos organizados e instituciones perdieran su oportunidad, al haberles apagado toda intención de participar de algún modo en este propósito; confiados en la institucional gestión de aquellos demagogos suscriptores de entonces; y entonces; ahora no se si; puede hablarse de un enfermo, o de un occiso que murió como resultado de estos pactos y falsas concertaciones, que no tienen la seriedad del caso, no tienen compromisos con la ciudad y a la sociedad; pero que en primer termino y lo mas resaltante de esta triste situación, es que revela en grado el total desconocimiento y entendimiento del problema; y ni sospecha siquiera sobre el significado que tiene un rió fluyente de agua viva para la vida, para la ciudad, para el hombre; y que así debía correr con la ciudad, por la sabiduría de sus fundadores, que la consideraron fuente de la vida en los albores de sus historia.

(*) Alumnos de la Maestría en Ecología y Recursos Naturales de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco – Curso de Ecología: Deterioro y Protección Ambiental.


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